Vinieron cuando se iniciaba el barrio, a instancias de D. Diego Berguices, que quería su apoyo en la educación de las niñas. Muchas de vuestras hijas y nietas, han conocido su labor en colegio “Vera Cruz”, catequesis, parroquia etc. Por nuestras comunidades han pasado muchas hermanas. Y mientras se pueda seguirá nuestra presencia, aunque ya no sea tan activa, pero manteniéndola con gusto. Hoy el carisma liberador y misionero de la M. Margarita Maturana sigue vivo y actual en las Mercedarias Misioneras de Berriz, mirando a Dios y a la historia para descubrir en cada tiempo, quiénes son «los nuevos esclavos en esta hora».

Queremos participar activamente en la evangelización y crecimiento de las Iglesias jóvenes de aquellos países o grupos humanos, que viven la pobreza y opresión como consecuencia del egoísmo y la injusticia en el mundo. Con el amor de un Cuarto Voto Redentor de permanecer en la misión, si lo exige el bien de nuestras hermanas/os cuando hubiere el riesgo de perder la vida.

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Actualmente somos cuatro, las hermanas que vivimos en la Comunidad de Otxarkoaga, donde nos hemos sido sucediendo desde 1966, que comenzamos con una guardería. Hemos trabajado, además, en Bizitegi, Caritas, la parroquia, por el barrio, visitando y ayudando a personas en necesidad, y en otros lugares y asociaciones.

La Compañía de la Hijas de la Caridad, fuimos fundadas por San Vicente de Paul y Santa Luisa de Marillac en 1633, en Francia. En aquellos tiempos, las mujeres que querían dedicar su vida al Señor, aunque su intención fuera visitar a los enfermos o aliviar a los pobres, las metían a un convento. Fue San Vicente, el primero que consiguió crear una Compañía de jóvenes que iban y venían, y se dedicaban a todos los pobres. Enseguida esta Compañía se hizo internacional. Hoy estamos presentes en muchos países de todos los continentes. En Ucrania tenemos ocho comunidades.

¿Qué motivó a nuestros Fundadores? Las palabras que Jesús mismo dijo a sus vecinos y conciudadanos de Nazaret: “El Espíritu del Señor está sobre Mi, porque El me ha ungido para anunciar la Buena Nueva a los pobres, a proclamar la liberación a los cautivos, y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de Gracia del Señor”. Si esta es la Misión del Señor, que, no solo lo ha proclamado, sino vivido y enseñado a sus discípulos, y somos su seguidores, está claro: esta es nuestra Misión, pensaron ellos, a la vista de tantos pobres mendicantes, analfabetos, sin techo y enfermos sin atenciones de ningún tipo. Y desde entonces esa ha sido la Misión de la Compañía en la Iglesia y en el mundo.

Vivimos en Comunidad para poder servir mejor. También hacemos votos: de servicio a los pobres, pobreza, castidad y obediencia, pero son privados y los renovamos todos los años el día de la Encarnación.

Estamos felices de ser una parte de la Iglesia de Otxarkoaga y de la Unidad Pastoral. Con todos queremos trabajar para hacer posible el Reino de Dios.

El 1978 vinieron los primeros hermanos al barrio y aquí seguimos ocupando dos pisos de la parroquia en la calle Langarán. Siempre hemos sido reducidos en número y con dedicaciones diversas: colaboración en la Unidad Pastoral; atención a personas en situación de exclusión social, fundamentalmente desde la Asociación Bizitegi; o la docencia en la Universidad de Deusto y trabajos de investigación en Biblia. En estos momentos estamos tres personas. De una manera u otra, pretendemos hacernos presentes en la Comunidad cristiana, colaborando en las celebraciones dominicales, y en el apoyo con retiros y cursos para los agentes de pastoral.

Todo esto lo llevamos a cabo siendo conscientes de que el fundamento de nuestra vida es la búsqueda de Dios, viviendo en fraternidad desde nuestra vocación franciscana-capuchina. Así nos dice Francisco de Asis: “La Vida y Regla de los hermanos menores es observar el santo evangelio de N.S.J.C. viviendo en obediencia, sin nada propio y en castidad”. Intentamos vivir esto de manera sencilla e insertos en la vida del barrio, y también haciéndonos partícipes de las problemáticas económicas, sociales y de salud, acompañando personas y posibilitando conciencia social; todo ello, como personas creyentes y hermanas.

Las hermanas Adoratrices forman parte de nuestra Unidad Pastoral, aunque en los últimos años están muy centradas en la atención a las hermanas mayores que tienen en la Residencia.

Fueron fundadas por Santa Micaela del Santísimo Sacramento hace más de siglo y medio. Dos palabras son claves en su vida: ADORAR Y LIBERAR. Desde la vivencia de la Eucaristía germina y crece la misión de acompañar y promover la liberación de la mujer que sufre explotación por la prostitución u otras formas de opresión.

Desde los años 70 están en Txurdinaga en ese gran edificio donde compaginaban la educación, la residencia de mujeres jóvenes y la atención a sus hermanas mayores. Parte del edificio es ahora la Residencia Caser; otra parte una residencia de jóvenes universitarios; quedándose ellas solo en la atención a sus hermanas mayores. Mantienen vivo ese aspecto fundacional de adorar, y tienen abierta su capilla para quien quiera dedicar momentos de oración y contemplación.

Debemos recordar y agradecer que en 1981, cuando se creó, y durante diez años estuvo ahí nuestra parroquia de Birjinetxe hasta que se construyó el templo actual.

Las hermanas Trinitarias se trasladaron de Deusto a Txurdinaga en abril de 1976 con las niñas de 12 a 25 años. Procedían en su mayoría de pueblos del interior del país y del cinturón de la capital, derivadas de organismos y protección de menores de la diputación de Bilbao, de familias desestructuradas y bajo nivel económico. Se atendía también a jóvenes estudiantes universitarias que provienen de distintas partes.

Hemos trabajado en la misión para que las jóvenes tengan una vida digna, para librar y liberar de los peligros y esclavitudes que amenazan la vida. Nos hemos esforzado por sanar y capacitar a las jóvenes para valerse por sí mismas, desde la atención a sus necesidades básicas, trabajando por la verdadera liberación, empezando por la educación en la libertad e igualdad de oportunidades, la promoción y superación constante hacia los objetivos más altos de la vida. Partiendo de una vida más digna, queremos seguir avanzando hasta lograr la vida abundante que JESÚS ofrece.

Nos trasladamos a Jesús Galindez el 27 de julio de 2003 y hasta 2010 estuvimos trabajando con menores de la diputación. De 2010 a 2020 con jóvenes universitarias, que provienen de diferentes lugares. Las jóvenes van logrando sus objetivos, e intentamos dar respuesta a sus necesidades de convivencia y formación teniendo en cuenta los principios Evangélicos.

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